Son Fuegos Naturales o provocados que queman la vegetación de un bosque. Los silvicultores sueles distinguir entre tres tipos de incendios forestales: Fuegos de suelo. Los culas queman la capa de humus del suelo del bosque pero no arden de forma apreciable sobre la superficie, fuegos de superficie, estos queman el sotobosque y los residuos superficiales y los fuegos de corana, que avanzan por las copas de los árboles o arbustos. No es infrecuente que ocurran dos o tres tipos de incendio al mismo tiempo.
Muchos tipos de ecosistemas están adaptados a un régimen determinado de incendios, existen formaciones de bosque o especies de árboles que no se pueden regenerar sin fuego, o cuando se excluye este llegan a ser desplazados de manera natural por otro tipo de vegetación.
En muchos países, es frecuente la lucha contra el fuego, lo cual incluye la prevención de incendio, la lucha contra incendios y el uso del fuego en la gestión de los suelo, esta última es un técnica muy utilizada para despejar grandes áreas de bosque, muchas veces con fines agrícolas.
Hay que destacar que la gran mayoría de los casos no son causas naturales, como pudieran ser la caída de rayos o el rozamiento de piedras movidas por el viento, si no son incendios provocados por el ser humano, las causas son inéditas que dan lugar a los incendios forestales pueden ser muy variadas, en todos ellos se dan los mismo presupuestos, esto es la existencia de grandes masas de vegetación en concurrencia con periodos más o menos prolongados de sequia.
En las últimas décadas, la influencia del hombre como causante de incendios ha aumentado drásticamente. Mundialmente los incendios incontrolados e incontrolables de vegetación y bosques se están convirtiendo en un agente que destruye los esfuerzos progresivos de manejos sostenibles de los recursos naturales. Una de las regiones más afectadas en particular es Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Prevención de Incendios
Como ya lo recalcamos con anterioridad la mayor parte de incendios forestales se deben a la intervención humana, ya sea por su provocación intencional o por descuido. Las condiciones climatológicas influyen en la susceptibilidad que un área determinada presenta frente al fuego; factores como la temperatura, la humedad y la pluviosidad determinan la velocidad y el grado al que se seca el material inflamable y por lo tanto la combustibilidad del bosque. El viento tiene a acelerar la desecación y a aumentar la gravedad de los incendios avivando la combustión.
Estableciendo la correlación entre los divisos elementos, es posible predecir el riesgo de incendio en una localidad.
Uno de los aspectos más importantes en el control de los incendios es el sistema que permita localizarlos antes que tenga ocasión de extenderse.
Los fuegos debidos a causas naturales siempre han sido un fenómeno natural dentro de los ecosistemas, por lo que la eliminación total de los incendios puede producir cambios indeseables en los patrones de vegetación y puede aumentar la posibilidad que al momento de existir uno este sea catastrófico.
La naturaleza no permanece impávida ante el fuego. Tiene sus mecanismos para recuperarse, pero para esto hay que evitar tocarla dentro de lo posible, en muchos lugares la recuperación es casi inmediata, pero donde el daño es mayor se puede requerir de la intervención humana para reconstruir lo que la misma mano humana ha destruido.
Muchos tipos de ecosistemas están adaptados a un régimen determinado de incendios, existen formaciones de bosque o especies de árboles que no se pueden regenerar sin fuego, o cuando se excluye este llegan a ser desplazados de manera natural por otro tipo de vegetación.
En muchos países, es frecuente la lucha contra el fuego, lo cual incluye la prevención de incendio, la lucha contra incendios y el uso del fuego en la gestión de los suelo, esta última es un técnica muy utilizada para despejar grandes áreas de bosque, muchas veces con fines agrícolas.
Hay que destacar que la gran mayoría de los casos no son causas naturales, como pudieran ser la caída de rayos o el rozamiento de piedras movidas por el viento, si no son incendios provocados por el ser humano, las causas son inéditas que dan lugar a los incendios forestales pueden ser muy variadas, en todos ellos se dan los mismo presupuestos, esto es la existencia de grandes masas de vegetación en concurrencia con periodos más o menos prolongados de sequia.
En las últimas décadas, la influencia del hombre como causante de incendios ha aumentado drásticamente. Mundialmente los incendios incontrolados e incontrolables de vegetación y bosques se están convirtiendo en un agente que destruye los esfuerzos progresivos de manejos sostenibles de los recursos naturales. Una de las regiones más afectadas en particular es Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Prevención de Incendios
Como ya lo recalcamos con anterioridad la mayor parte de incendios forestales se deben a la intervención humana, ya sea por su provocación intencional o por descuido. Las condiciones climatológicas influyen en la susceptibilidad que un área determinada presenta frente al fuego; factores como la temperatura, la humedad y la pluviosidad determinan la velocidad y el grado al que se seca el material inflamable y por lo tanto la combustibilidad del bosque. El viento tiene a acelerar la desecación y a aumentar la gravedad de los incendios avivando la combustión.
Estableciendo la correlación entre los divisos elementos, es posible predecir el riesgo de incendio en una localidad.
Uno de los aspectos más importantes en el control de los incendios es el sistema que permita localizarlos antes que tenga ocasión de extenderse.
Los fuegos debidos a causas naturales siempre han sido un fenómeno natural dentro de los ecosistemas, por lo que la eliminación total de los incendios puede producir cambios indeseables en los patrones de vegetación y puede aumentar la posibilidad que al momento de existir uno este sea catastrófico.
La naturaleza no permanece impávida ante el fuego. Tiene sus mecanismos para recuperarse, pero para esto hay que evitar tocarla dentro de lo posible, en muchos lugares la recuperación es casi inmediata, pero donde el daño es mayor se puede requerir de la intervención humana para reconstruir lo que la misma mano humana ha destruido.
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