Licda. Mirna Lissett Carranza Archila /CUNORI –
USAC / http://www.infoambiental.org
Desde muy tempranas horas del día una fiesta de trinos acompaña
los vaivenes de la vida en las ciudades; igual panorama se observa cuando
bandadas de aves cruzan el crepuscular cielo de la tarde para refugiarse en los
árboles de los parques, en cornisas de los edificios o en los campanarios de
iglesias. Últimamente, se ha observado un considerable aumento en las
áreas urbanas comparadas con las que se encuentran en el campo, ya que el hábitat
de muchas de ellas se encuentra deteriorado o amenazado.
Los lugares donde suelen anidar se han alterado debido a que se
remueven arbustos o árboles para otro uso obligándolas a migrar. Han
encontrado en los parques el lugar confortable para anidar y conseguir
alimento, precisamente esto último por los múltiples residuos que se suelen
dejar regados por doquier. Las aves que más se han visto en las áreas
urbanas de nuestros pueblos son los clarineros y gorriones.
¿Por qué, se considera perjudicial su presencia? En
primera instancia algunas personas las consideran una plaga debido a que se
reproducen abundantemente formando poblaciones grandes cuyas deposiciones
afectan construcciones, vehículos, monumentos o pisos y alejan otras especies.
Para otros, resultará incómodo recibir una “gracia” en sus cabezas mientras
descansan o charlan en alguna banca de estos espacios verdes. Por
otro lado, como estos animales se alimentan de basura pueden acarrear
enfermedades que nos afecten o afecten a otros animales.
¿Qué podemos hacer ante esta situación? No se pueden tomar
medidas drásticas como eliminar masivamente a los animales que han invadido
nuestras áreas urbanas con métodos que posiblemente dañen a otros, sino tratar
de controlar sus poblaciones reduciendo la basura en los parques y jardines o
repoblando los bosques con especies nativas donde las aves puedan anidar y
alimentarse naturalmente.
Estos animales juegan un papel importante y que
también nos benefician a la diseminación de semillas, eliminación de insectos
nocivos y sobre todo alegran el ambiente con sus trinos y hermosos
colores. En conclusión, nosotros mismos somos responsables en que las
situaciones se vuelvan perjudiciales o beneficiosas porque dependen de nuestros
actos el que se afecten los ciclos de comportamiento de las especies animales
que conviven a nuestro derredor.
Foto: Posadas.es /
boyostasys.com
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