Deriva de las palabras en ingles, smoke que
significa humo y fog que significa niebla, también conocida por el calco “neblumo”
o “niebla contaminante”, es una forma de contaminación originada a partir de la
combinación del aire con contaminantes durante un largo período de altas
presiones, que provoca el estancamiento del aire y por lo tanto la permanencia
de los hielos en las capas mas bajas de la atmosfera debido a su mayor
densidad. Existen dos tipos de smog, producido por la industria y fotoquímico.
Smog Industrial: Tambien llamado gris, fue
muy típico en algunas ciudades grandes como Londres o Chicago, con mucha
industria, debido a que se quemaban grandes cantidades de carbón y petróleo pesado
con mucho azufre, en instalaciones y de calefacción. En estas ciudades se
formaba una mezcla de dióxido de azufre, gotas de ácido sulfúrico formada a
partir del anterior y una gran variedad de partículas sólidas en suspensión,
que originaba una espesa niebla cargada de contaminantes, con efectos muy
nocivos para la salud de las personas y para la conservación de edificios y
materiales, en países industrializados rara vez se encuentra este tipo de
contaminaciones, contrario a los países en vías de industrialización como los
es China, países del este de Europa.
Smog Fotoquimico: Se dio por primera vez en Los Ángeles en
1943, cuando la combinación de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles procedentes
del escape de los vehículos reaccionaban, catalizados por la radiación solar,
para formar ozono y nitrato de peroxiacilo. Al mismo tiempo se
oscurecía la atmósfera, tiñendo sus capas bajas de un color pardo rojizo y
cargándola de componentes dañinos para todos los seres vivos y diversos
materiales. Puede provocar enfermedades respiratorias como rinitis, bronquitis,
asma, etc.
El esmog fotoquímico
reduce la visibilidad, irritando los ojos y el aparato respiratorio. En zonas
muy pobladas, el índice de mortalidad suele aumentar durante estos periodos,
sobre todo cuando la inversión térmica crea sobre la ciudad una
cubierta (la llamada boina) que impide su disipación. Éste se produce con
más frecuencia en ciudades con costa o cercanas a ella, o en ciudades situadas
en valles amplios, con zonas arbóreas abundantes. Su mayor incidencia se
produce en las horas centrales del día, cuando la radiación solar es mayor,
acelerando la producción de los contaminantes secundarios. Se ve favorecido por
situaciones anticiclónicas, fuerte insolación y vientos débiles que
dificultan la dispersión de los contaminantes.
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