
Los resultados indican que las mariposas que duermen solas o en parejas sufren hasta seis veces más ataques de pájaros que aquellas que duermen en grupos más numerosos. Para comprobarlo, los investigadores, de la Universidad de California y del Centro de Investigación Tropical Smithsonian (Panamá), crearon unas mariposas falsas de arcilla y papel en las que se podían identificar las marcas de picotazos y ataques de aves. Después, depositaron miles de estos falsos insectos por los lugares habituales que escogen las mariposas para dormir, en los bosques de Panamá y Costa Rica y comprobaron el resultado.
Estos animales poseen unos colores muy llamativos que advierten a los depredadores de su toxicidad, lo que normalmente ahuyenta a sus depredadores. Al dormir todos juntos, la señal se amplifica y es más fácil de detectar, lo que ejerce un efecto disuasorio que evita los ataques de las aves.
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